Parece ser que la irresponsabilidad es en nuestra sociedad algo nada extraño: caracterizaría a quienes son inteligentes para evadir compromisos que podrían incomodarlos o hacerles un poco difícil la vida o a quienes por su astucia se jactan de ser “vivos” buscando superar a los demás.
Tampoco los creyentes estamos exentos de caer en esa manera equivocada de actuar, no asumiendo los deberes que tenemos; incumpliendo con aquello que en últimas refleja la voluntad de Dios; lo vemos por ejemplo, en el hecho de la negligencia existente para participar en los encuentros de formación tanto para los sacramentos como para un crecimiento y maduración de la fe: se dice entonces: “¿por qué tanta exigencia?” No se da tampoco la necesaria participación de los laicos en la evangelización, pues aparece esta tarea como exclusiva de los sacerdotes o consagrados.
RECUERDA...
- Dios te ha hecho libre; es responsabilidad tuya no atarte con vicios, modas, miedos…
- Dios te busca; es tu responsabilidad caminar a su encuentro.
- Dios te ha dado una familia; es tu responsabilidad cuidarla, mantenerla unida, armónica, en paz.
- Dios te bendice; es tu responsabilidad bendecir aún a tus enemigos.
- Dios te perdona; es tu responsabilidad perdonar por difícil que sea.
- Dios tiende su mano para levantarte, es tu responsabilidad alargar la tuya y querer enderezarte.
- Dios te ha dado para habitar el planeta; es tu responsabilidad cuidarlo.
- Dios te habla a través de la Biblia; es tu responsabilidad conocerla.
- Dios quiere salvarte; es responsabilidad tuya querer ser salvo.
- Dios te ama; es tu responsabilidad dejarte amar y amar como Él te ha amado.