Con María Inmaculada, queremos vivir la espiritualidad de comunión, para ser discípulos misioneros de Jesucristo

LA ALEGRIA

La alegría como gesto y expresión de lo que guarda el corazón, es un valor que renueva y transforma al ser humano. He aquí algunos testimonios:

En la vida sacerdotal:
“Como persona y en el ambiente sacerdotal, la alegría hace parte del ánimo y la motivación libre y voluntaria que uno mismo se hace para confrontar la realidad de todos los días, mirando que cada actividad que se ha de realizar sea culminada con agrado, ya sea de momento o de tiempo. Lo importante es descubrir el valor de la sonrisa y de la risa misma para alegrar la vida de los demás, como ser de Dios que resalta la jovialidad y el carácter, en el cumplimiento del trabajo diario, con una característica y es la expresión y acogida de los hechos y el buen sentido del humor con las personas. Así se cumple la misión trayendo una imagen alegre de Jesús. Para ser alegre no debe faltar la oración, la Eucaristía y la Palabra de Dios como alimento del alma y del espíritu” (Pbro. Juan Carlos Rodríguez)

En la vida de oración:
“En el grupo de oración Fortaleza y seguidores de Jesús en Paseo Real y la pequeña comunidad María, Madre de todos en Cooviprof, tenemos como la principal forma de vivir la alegría en la unidad; cada miércoles y jueves, caminamos al encuentro del Señor, con las caras alegres y dispuesto el corazón, dando testimonio de humildad, donde la felicidad de uno es la alegría del otro. Creemos que la oración es la medicina para el corazón triste y enfermo y la alabanza el gozo en el Espíritu y el centro la Palabra de Dios que nos nutre y nos ha mantenido unidos” (Hegna y Elvira)

En el deporte:
“Yo estoy feliz de pertenecer al equipo de fútbol de mi colegio, lo disfruto, lo gozo, lo vivo en la alegría de saber compartir con mis compañeros de equipo, desde los entrenamientos, las motivaciones del profesor, el vestir con orgullo la camiseta, las barras que nos animan, los gritos de aclamación del público cuando metemos un gol, la alegría en el corazón así perdamos o ganemos. Todo esto me enseña a vivir en comunidad, a ser responsable, a emplear el tiempo fortaleciendo mi cuerpo, a la vez que hago algo que distrae y anima a otros mientras me divierto sanamente. Me causan gran alegría los triunfos obtenidos ya que me permiten salir de mi región, interactuando con equipos de otros colegios y así conozco otros chicos que como yo, aman el deporte” (Felipe Moreno, 10 años)

En las fiestas y celebraciones:
“La inocencia de los niños alegra nuestra vida, dicen que recordar es vivir. Vuelvo a sentir la alegría de hace unos años, cuando en Navidad regalé a mi primer sobrinito que contaba 3 añitos, un juguete didáctico con la figura de Pinocho, para aprender a conocer el reloj. El niño destapaba muy alegre y emocionado regalos de todos; cuando destapó el mío, salió por la parte del revés donde no había figura y gritó en el colmo de la alegría: ¡una tabla!, ¡mi tía me regaló una tabla!, ¡gracias, tía! Todos reímos, yo tomé la figura, le di la vuelta y le expliqué, el volvió a voltearla y dijo: ¡Ahh, pero a mí me gusta la tabla!” (Magdalena González)


A todos nuestros hermanos y hermanas les deseamos:


¡Feliz Navidad 2010!


¡Próspero Año 2011!

TESTIMONIO: Viviendo la fraternidad


Cuando celebrábamos la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús nos sorprendió la grata noticia de la liberación de los secuestrados que llevaban hasta doce años en poder de sus captores. Nos emocionó percibir la relación de fraternidad entre ellos y con los que ya habían sido liberados en otras ocasiones… escucharles narrar cómo se apoyaban mutuamente, cómo se fortalecían a través de la oración y de la radio cuando se lo permitían; verlos cargando aún sus cadenas, pero con un gesto humilde y muy humanitario invitar a sus captores a una conversión, a iniciar un proceso de cambio, a iniciar una vida nueva por el camino correcto, fue una lección para todos nosotros como colombianos y ante todo como evangelizadores. Nos alegramos por ellos y les damos la bienvenida a la libertad. Le rendimos honor a Jesús, fue otro triunfo de su Sagrado Corazón, lo que nos motiva a perseverar en la oración, es lo mínimo que podemos hacer para estrechar lazos de fraternidad y hacer verdaderas comunidades unidas en un mismo sentir. (Grupo de intercesión)