Cuando celebrábamos la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús nos sorprendió la grata noticia de la liberación de los secuestrados que llevaban hasta doce años en poder de sus captores. Nos emocionó percibir la relación de fraternidad entre ellos y con los que ya habían sido liberados en otras ocasiones… escucharles narrar cómo se apoyaban mutuamente, cómo se fortalecían a través de la oración y de la radio cuando se lo permitían; verlos cargando aún sus cadenas, pero con un gesto humilde y muy humanitario invitar a sus captores a una conversión, a iniciar un proceso de cambio, a iniciar una vida nueva por el camino correcto, fue una lección para todos nosotros como colombianos y ante todo como evangelizadores. Nos alegramos por ellos y les damos la bienvenida a la libertad. Le rendimos honor a Jesús, fue otro triunfo de su Sagrado Corazón, lo que nos motiva a perseverar en la oración, es lo mínimo que podemos hacer para estrechar lazos de fraternidad y hacer verdaderas comunidades unidas en un mismo sentir. (Grupo de intercesión)
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